En la actualidad, los motores de cilindros opuestos están asociados principalmente a dos grandes fabricantes: Porsche y Subaru. Estas dos marcas han afianzado el concepto a lo largo de décadas, contra viento y marea, aunque muchos otros coches han equipado propulsores de este tipo.
De hecho, si investigamos a fondo la historia del motor bóxer, la lista sería interminable, ya que se ha utilizado incluso en aviación o en motocicletas, así que hemos decidido elegir 8 de los modelos de automóvil más representativos con motor de cilindros opuestos y contarte algunos de sus secretos.
Partamos de la idea de que el automóvil de producción en masa más famoso del mundo estaba equipado con un motor bóxer (entre 1,1 y 1,6 litros). El Volkswagen Kafer, más conocido como Beetle o Escarabajo, debutó en 1938 y se mantuvo en producción en ciertos mercados hasta mediados del año 2003, sumando un total de 21.529.464 ejemplares. Estos mismos motores se montaron en el bonito coupé Karmann-Ghia y en las furgonetas T1 y T2 de la casa.
Probablemente el modelo más conocido con un motor de este tipo sea el mítico Porsche 911, presentado originalmente en el salón de Frankfurt de 1963 como Porsche 901. Aquel modelo equipaba un bloque bóxer de 2,0 litros, refrigerado por aire, con una potencia de 130 CV, y la actual generación 992 mantiene su apuesta por el bóxer, aunque con casi el doble de cilindrada en algunos casos, y potencias superiores a los 600 CV.
¿Pensabas que Subaru había sido la pionera en Japón en cuanto a motores bóxer? Su primer modelo con este tipo de motor, el Subaru 1000, se lanzó en 1966, pero cinco años antes Toyota ya había comercializado un modelo bóxer, el Toyota Publica, aunque no tuvo mucho éxito a nivel comercial, quizá porque aquel motor de 697 cm3 y 35 CV no era gran cosa.
El pequeño Fiat 500, otro de los modelos más famosos de la historia del automóvil, escondía en sus entrañas motores convencionales, en el caso del original, un 2 cilindros en línea refrigerado por aire. Pero su versión austriaca, el Steyr-Puch 500, equipó un bloque bóxer de motocicleta, con 493 cm3.
A pesar de lucir la clásica apariencia americana de los años 60, la familia Chevrolet Corvair introdujo importantes innovaciones a nivel técnico: motor bóxer de seis cilindros ubicado en la parte trasera, transmisión transaxle, suspensión independiente en las cuatro ruedas...
Además, junto al Oldsmobile Jetfire, es considerado el primer modelo de producción en serie con un turbocompresor. El bloque bóxer de 2,3 litros ofrecía 150 CV y permitía una aceleración de 0 a 100 km/h en 10,8 segundos.
La familia Corvair incluía berlinas, familiares, coupés, descapotables, pick-ups e incluso furgonetas. Por cierto, las fotos son engañosas: el cuatro puertas solo mide 4,5 metros de largo.
El Citroën más famoso con motor bóxer es sin duda el legendario 2CV. Pero hoy queremos presentarte otro modelo. El compacto de tracción delantera Axel se fabricó de 1984 a 1990 en Craiova, Rumanía, en una empresa conjunta creada por el gobierno francés y el rumano. Los coches para el mercado nacional se vendían con el nombre de Oltcit Club. La potencia del motor variaba de 34 a 61 CV.
El Alfa Romeo Alfasud es una prueba más de que hace medio siglo la marca creía seriamente en los motores de cilindros opuestos. Presentada en 1971, la familia recibió una gama de cinco motores 'planos', con cilindradas de entre 1,2 y 1,7 litros. En los años 80, los derivados de estas unidades se instalaron bajo el capó del sucesor de la familia, el 33, y después los motores similares se instalaron en las primeras modificaciones de la serie 145. Solo a finales de los años 90 fueron sustituidos por los Twin Spark en línea.
Podríamos hablar de casi cualquier Subaru fabricado en el último medio siglo, pero nos centraremos en el Outback de tercera generación. Fue esta ranchera la que estrenó el primer diésel de cilindros opuestos, a principios de 2008. El rendimiento del bloque 2,0 litros turboalimentado, que también se montaba en otros modelos como el Forester o el Impreza, es de 150 CV y 350 Nm.
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