Sólo el 2% de las prendas y zapatos de las marcas Arezzo&Co, que incluyen Reserva, no son fabricados en Brasil.“Solo importamos lo que realmente no podemos hacer aquí”, dice Suelen Joner, líder de sustentabilidad de la compañía.En el sector del calzado, toda la producción se concentra en un radio de 30 kilómetros, y algunos de los socios llevan más de 30 años en la empresa.Las ventajas de producir localmente y tener socios a largo plazo se hicieron evidentes durante la pandemia.El cierre de fábricas en China provocó escasez de productos.Las marcas que dependían de las importaciones tuvieron dificultades para reponer productos y perdieron ventas.En Arezzo, la preocupación era otra.“Nuestros proveedores sufrieron mucho acoso de competidores brasileños y extranjeros”, dice Joner.Las relaciones de largo plazo, sin embargo, aseguraron la lealtad y la compañía registró en 2021 el mejor resultado de su historia. Esto demuestra que generar valor para toda la cadena es una ventaja competitiva.“Pensar en ESG funciona”, dice el ejecutivo.Esta forma de actuar también ayudará a Arezzo a superar algunos de los desafíos que tiene por delante.El más importante es la neutralidad de carbono: la compañía presentará sus objetivos a la iniciativa Science Based Targets (SBTi) este año.La práctica totalidad de sus emisiones se encuentran en el alcance 3, que comprende el carbono emitido fuera de la compañía, por clientes, proveedores y socios.“Tendremos que trabajar con la cadena”, dice Joner.Las acciones ya han comenzado.Este año, Arezzo comenzó a utilizar camiones eléctricos en la logística.